Maldiciendo el nombre propio,
colador de ideas que desconcentran en un paseo peatonal.
sin individuo externo.
llama la roca al relieve
y se extraña lo exfoliante de su caminar entrecortado por los años
-o su ausencia-
La totalidad del movimiento perpendicular
al cual se estaba acostumbrando,
porque en su reino el era el profeta.
único aspirante.
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