sábado, 6 de junio de 2009

VI

Porque eres preciso no me corrompo en disturbios instantáneos de mi mente disyuntiva,
yo te hablo desde lo profundo de la vivencia cotidiana,
pues considero que estás en mi punto de vista,
y cómo no, en el de muchos otros.

Yo soy el pequeño recuerdo de tu visita a la frontera,
me marcho cuando me dispongo a ser lo sucedido.
Pero vuelves pronto a mí
-siesque te arreglas-
Tus manos amplias acarician el torso de mi vida desnuda,
somos delicia para los encarnadores.
Somos piedra de escultura.

Y quiero hoy, que me hables tú, sin serte yo,
franca derrotera del sinsabor dormido,
con ese sabor de tu labio tierno,
con ese ritmo que precedía acontecimientos
-pero que seas tú-
-pero que seas tú y no otro-

Caminando esta vereda amplia en entremeses
acaparados de marchas somnolientas,
me dispongo y dejo libre el trotamundeo.
-quietesita-
Así tu vas y ya no vuelves.
Así tu vas y ya no vuelves.


Y cuando tengo noción
me arrepiento desta y la vuelvo a encerrar
-vuelvo a caminar-
con el pescuezo que se me sale
de tanto tenerlo tensionado,
y los ojos que me reclaman
y de tanto ver, ya no ven nada.

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