domingo, 7 de junio de 2009

hace tan poco

Será por eso que me escondo,
me apropio de espacios que no son míos
(que nunca lo fueron)
será por eso que me amarro, que me quemo, que no siento.
será por eso que te mevo, que te saco, que te suelto
y ya no te veo más, no te escucho, no te calco,
no eres compañía, no eres verbo, no eres carne, no eres sangre.
no eres más y no eres menos.
ya nunca.
con un no rotundo entre las manos,
esas mismas manos tuyas, y mías,
y del mundo entero que creamos antes de todo,
antes de nacer como uno solo,
antes de chocar y quedar casi muertos
(o siempre lo estuvimos, no sé, ya nunca lo sabremos)

el comienzo de esta sola y única palabra que nunca pronuncié, nunca nada sino tu nombre entero, ese que nunca fue sino tuyo,
tuyo y de nadie más nunca.
porque así era. en todo. tu casa, tu patio, tus pantalones siempre desgastados, tu pelo en el que me balanceaba sin pedir ningún permiso.

será por eso entonces que vuelvo a mi origen,
suelo, cemento, pantis y calcetas juntas.
siempre al frío, al hambre y sed de nada.
al nunca adelante, paso corto y encorvado.
suelo, siempre suelo.

porque nunca te quedaste yo te doy la bienvenida,
y este día no es el día
(tampoco lo será mañana)
te despido con mis letras, mis colores, mis libros, mi idea de un corazón redondo y siempre rojo.
te despido con el desprendimiento propio de la que espera que abras algún día esa puerta que dejé para tí.
solamente y sólo.

porque nunca quise nada y a la vez siempre esperé todo
(digamos que me pasa en todo rato)
y juro, juro que el pecho está, están las manos ,
estás tu, y yo, siempre en paralelo al mundo.
pero parece que no es suficiente.

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